sábado, 24 de septiembre de 2011

Cuando se producen ciertos cambios en la vida de una persona, inevitablemente, casi sin pensarlo, tendemos a comparar. Comparamos casas, coches, novios, inventamos y buscamos en los detalles más estúpidos o insignificantes nuevos "parámetros" que comparar.

Es gracioso... Es gracioso porque tendemos a hacerlo, supuestamente llevados por la racionalidad del ser humano, y todas esas tonterías. Y digo tonterías porque en realidad lo son. Si nos paramos a pensarlo, es estúpido comparar cualidades, no somos manzanas que vayan a peso. Y sí, a veces deberíamos darnos cuenta de que colocar en una balanza imaginaria cosas tan diferentes como dos personas e intentar hacer que el lado que tú quieres pese más, suele ser más complicado de lo que parece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario